En mi opinión, hay pocos sitios que puedan entrar en la categoría de “sitios icónicos” para visitar si eres fotógrafo de naturaleza, entre ellos se encuentran el Amazonas, el Serengueti, la gran barrera de coral, Yellowstone y otros poquitos.
Hace ya un tiempo que Noel me propuso visitar el parque estadounidense hogar del Oso Yogui, pero hasta este marzo no se ha dado la oportunidad.
La idea del viaje fue variando entre diferentes épocas y planes pero finalmente convencí a Noel para ir durante los meses fríos, y vaya acierto!!
Para los que hayáis leído otras entradas del blog como, la de Costa Rica o la de Marruecos, sabréis que además de Noel, Guillem es el otro amigo de la universidad con el que suelo viajar. En esta ocasión, además de nosotros tres, hubo un nuevo fichaje; Maria, otra amiga de la carrera.
Tengo que decir que fue valiente por su parte venir a este viaje con estos dos personajes… Menos mal que yo aporto un poco de seriedad al grupo, porque sino… jejeje

Dicho esto, os voy a contar algunas de las cosas más alucinantes que tuvimos la suerte de ver y voy a poneros alguna foto del “detrás de cámaras”. Los que queráis ver las fotos de fauna que hice, por aquí os dejo el enlace a la galería del viaje con una pequeña selección.
Entre esperas en aeropuertos, aviones y escalas, el viaje a Yellowstone se pone en cabeza como viaje más largo que he hecho. Prácticamente 24 horas desde que salimos de casa, pero al fin llegamos.
Según los cálculos de Noel y Guillem, entre llegar, coger las maletas, buscar la oficina de alquiler de coche, recoger el coche e ir a comprar algo para los siguientes días, casi casi, no merecía la pena coger algún sitio donde descansar un poco antes de ponernos manos a la obra. Menos mal que vino Maria y entre los dos los convencimos para dormir en un motel, porque sino ya me veía a las 23:00 horas en el coche sin saber qué hacer y muertos de frío esperando a que llegaran las 7 de la mañana…
Como os podéis imaginar, a penas dormimos 3 horitas. Qué nervios! Todavía nos queda una hora larga de coche hasta llegar al parque. Así que, a las 5:30, montamos en nuestro Toyota 4runner alquilado y nos ponemos rumbo a ver qué nos depara el primer día.
Antes de llegar ya vemos los primeros animales. Ciervos canadienses, también llamados Elks. De hecho, los primeros que vimos estaban en medio de la carretera, así que nos llevamos un pequeño sustito…

Empieza a amanecer, qué pasada, varios rebaños de elks. Casi todos sin cuernos y algún vareto suelto. Ahí empezamos a pensar que igual íbamos justo cuando los machos están desmogados, pero a media mañana ya vimos que no… También vimos un par de ‘white tailed deer’ y algún que otro ‘mule deer’ (el de la foto de la izquierda) y sobre todo los primeros bisontes. Flipando de nuevo. Te los imaginas grandes, pero la verdad es que impresionan, y mucho. Primeras águilas calvas americanas, lejos, pero la observación cuenta!
Ya con algo de luz empezamos a hacer fotos a todos los bichos que están más o menos a tiro.

Mientras fotografiábamos un grupo de hembras de elk, nos dimos cuenta de que cerquita había un pequeño rebaño de uno de los animales que los 4 teníamos más ganas de ver: el antílope americano. Este, al ser bastante más pequeño que los bisontes y elks, no es tan impresionante en cuanto a tamaño, pero al ser un animal diferente a los demás y, sobre todo, de nuestra fauna ibérica, era un bicho que nos llamaba mucho la atención. Estuvimos entretenidos un buen rato, y cuando más o menos nos saciamos, reanudamos la marcha.
A medida que nos adentramos en el parque iba habiendo más y más nieve, justo como veníamos soñando en el avión Guillem y yo. No tardamos mucho en ver un grupo de gente, y eso, aquí y en cualquier lado, solo significa una cosa: bicho guapo.
Efectivamente, primer avistamiento de lobos. Quizás el animal que más ganas teníamos de ver los cuatro. Siete animales juntos, estirados en la nieve. Lobos más claritos, lobos grises y los famosos lobos negros de Yellowstone. Estuvimos un ratín, donde conocimos gente, bueno, un poco soberbia por decirlo de algún modo, que nos encontraríamos todos y cada uno de los días. Por supuesto, todos los personajes que nos íbamos encontrando, fueron objeto de muuuchas risas durante las horas muertas del viaje. En fin, estuvimos un rato mirando los lobos y al final se levantaron e interaccionaron unos con otros. Los lobos son una pasada, los veas donde los veas.
Durante el día seguimos viendo cosas súper interesantes, vimos un macho grande de elk, que estuvo en la misma zona durante todos los días. Por cierto, con este animal sí que flipé de verdad… Es parecido a un ciervo de los de España, pero como si le hubieran chutado anabolizantes, increíble. Vimos los primeros alces, estos sí que estaban todos desmogados; vimos los ‘bighorn sheep’, que son parecidos a los muflones; vimos también el culo de un oso negro (se ve que los alquileres en Yellowstone también van caros y al pobre no le había dado para una cueva de verdad y estaba hibernando debajo de un tronco caído, jajaja).
Y ya al mediodía conseguimos ver uno de los animales más chulos del viaje, os cuento.
Paramos el coche en un apartadero donde a lo lejos se veían unas montañas de roca muy escarpadas. Noel tenía apuntado que esa era buena zona para ver el animal objetivo, así que quiso hacer el intento. No os voy a mentir, cuando vi hacia dónde miraba pensé que tenía más moral que el Alcoyano si pretendía encontrar un animal totalmente blanco en unas paredes de piedra nevadas a 2 km de distancia, así que opté por intentar hacer una siestecilla y recuperar fuerzas para la tarde. Pero bueno, que no me dio tiempo ni a cerrar los ojos que Noel saltó: «tengo una!!»
No me lo podía creer, una cabra de las rocosas!! La estuvimos viendo durante un ratito a través del telescopio de Guillem. Con los prismáticos era casi imposible de ver.
Os pongo un pequeño vídeo que hizo Noel con el móvil a través del catalejo para que veáis lo que vimos… Aun así, me hizo mucha ilusión ver este animal. Durante el resto de los días lo intentamos, pero no hubo manera de volverlo a ver.
Por la tarde ya nos liamos con los otros cánidos comunes del parque, los coyotes. Estos también los vimos todos los días, algunos días más cerca o individuos más confiados, y otros días más lejos. Yo tenía muchas ganas de este animal. En Costa Rica pudimos ver uno en la carretera, pero fue muy fugaz y nos dejó con la miel en los labios…

Ya hacia el final de la tarde encontramos un zorrito que nos hizo completar toda la colección de cánidos. De vuelta, paramos donde el macho de elk, que estaba en el otro lado de la carretera y pudimos hacerle alguna foto, a pesar de que una ‘Karen’ nos recomendó muy efusivamente que nos pusiéramos a su lado para nuestra seguridad, ya que estábamos al otro lado de la carretera y corríamos un grandísimo riesgo de que nos atropellaran, jajaja…
Día completado, a revisar fotos comiendo una hamburguesa y tomando unas cervezas.
Todos los cánidos y todos los ungulados vistos, águila calva americana entre otros “bimbos” alados. En resumen, no hay mejor manera de empezar el viaje!!

Los siguientes días fuimos a intentar hacer mejores fotos. Ya con todas las especies vistas, como bichero (no como fotógrafo) te puedes permitir pasar más tiempo con las especies comunes. Así que, durante el resto de los días, fue lo que hicimos. La rutina era: Colacao mañanero, fotos con frío, cervecita con patatas fritas donde el oso negro a ver si cambiaba de posición y se le veía la cara, comida de supervivencia, más bicheo y más fotos, repostar, ir a comprar y cena de lujo; platos típicos locales, hamburguesas y pizzas americanas, jeje.
El segundo día también fue intenso. Empezamos la mañana viendo la manada de lobos que habíamos visto el día anterior. Un poco más cerca pero todavía lejos. Después de un rato de observación seguimos adelante a ver que nos deparaba el día.
Hacia la mitad de la ruta, paramos en un sitio donde Noel había visto que de vez en cuando se veía tejón americano, pero no hubo suerte. De camino al coche, Guillem y Noel escucharon a un hombre decirle a otro que había un tejón fuera de la tejonera así que no dudaron en preguntarle y respondió que era unos kilómetros más abajo en la carretera. Así que decidimos seguirles como zorros, jeje. Llegamos al sitio, pero el tejón se había guardado, lástima. De todos modos, nos quedamos con la ubicación para estar atentos cuando pasáramos por ahí. Continuamos carretera abajo y de repente escuchamos unos aullidos. Nos ponemos nerviosos, obviamente, pero rápido vemos que son coyotes, segunda vez que nos pasa. Un poco agridulce porque esperábamos el bicho gordo, pero aun así impresionante. Os dejo un pequeño vídeo que hice, lástima que empezase a salir el sol y con los cambios de temperatura se produjeron los espejismos esos que hacen que las fotos no queden perfectamente enfocadas…
Tras este momento tan chulo, dimos la vuelta y al pasar por donde el tejón, vemos que está fuera!! Paramos y empezamos a hacerle fotos. Quizás fue el animal menos común que vimos en el viaje. Yo no me lo esperaba para nada, así que fue genial verlo! De todas las fotos solo pude salvar la que está en la galería… Desde luego, los espejismos son el mayor enemigo.
Después de comer volvimos hacia donde los coyotes, pero ahora ya no estaban. El tiempo cambió y empezó a nevar, mejor.
De repente, Guillem ve un coyote caminando en dirección a la carretera. Paramos el coche y nos bajamos rápidamente para hacerle alguna foto. Yo me puse delante del coche, y bueno, qué alucine. Os dejo con un vídeo que me hizo Noel, más vale una imagen que mil palabras. Sin duda de los mejores momentos de este viaje.

Ya por la tarde nos dedicamos a mejorar los muflones, que estaban algo mejor puestos y se prestaban para las fotos. En un momento uno dio un salto un poco arriesgado y se vio forzado a saltar desde una altura de unos 3 metros. Lástima que estaba con el 800 y lo corté por todos lados, jajaja.
Empieza el tercer día. Como los días anteriores, empieza fuerte. Los lobos se habían desplazado un poco y habían encontrado una carroña. Esta vez fue cuando más cerca los tuvimos. Eran los mismos que los días previos. Estuvimos con ellos un buen rato, pero en cuanto se estiraron para descansar nos fuimos rápidamente al coche, que frío hacía… Alguno de nosotros intentó calentarse con plantillas térmicas, pero nada más abrirlas se congelaron casi casi jajaja.

Hasta pasado un buen rato no bajamos del coche, de hecho, hasta que no entramos mínimamente en calor. Estuvimos haciendo algunas fotos de bisontes y antílopes y decidimos ir fuera del parque a ver si veíamos alguna águila calva americana posada mejor que los días anteriores. De camino, Guillem (que como buen birder que es, aunque tenga animales tan impresionantes como bisontes delante, siempre tiene un ojo en el cielo por si acaso) vio, parado en un árbol, a lo lejos, un grévol. Aunque la observación fue fugaz, estuvo bastante chulo verlo.
Fuera del parque está permitido cazar, y los cazadores dejan las vísceras de los bisontes por ahí tiradas. Como podéis imaginar, viendo el tamaño de los bichos, sus vísceras también tienen un gran tamaño, y de vez en cuando, las águilas bajan a comer.
Cuando llegamos a la zona, efectivamente, vimos varios individuos de águilas calvas, tanto juveniles, que no tienen la característica cabeza blanca, como adultos.
Justo cuando estábamos mirando a lo lejos un grupo de varias águilas nos dimos cuenta que había cazadores y que ya estaban cargando para apuntar. Vimos en directo como abatían un bisonte grande. Una verdadera lástima…
Después de la desafortunada observación fuimos a ver si veíamos mejor los ciervos de cola blanca, que solo habíamos visto el primer día. Encontramos un grupito, pero estaban muy lejos y no pudimos hacerles fotos. Son muy divertidos porque tienen la cola más larga de lo normal y la van levantando como si fueran conejos, pero en esta época del año y en la zona donde estuvimos, no son demasiado comunes. Así que decidimos no invertir más tiempo en buscarlos y pasar más tiempo con el resto de especies.
De vuelta para el parque. Era ya algo tarde y empezó a nevar así que buscamos algunos bisontes para hacer algún vídeo. Como se hacía de noche y no encontrábamos ninguno que estuviera como queríamos, paramos en unos que estaban más o menos cerca. La cosa es que estábamos algo mal parados, y aunque no pasaban coches, es cierto que podíamos estorbar un poco.
Cuando llevábamos un par de minutos parados, pasó uno de los guardas del parque, que nos tiró las luces “de poli”. No entendimos muy bien que nos teníamos que ir, ya que no venía ningún coche en nuestro sentido, así que, como estábamos acabando, alargamos un minutito más antes de reanudar la marcha. Total, que pasados cinco minutos tras haber arrancado, Noel dice: me está haciendo luces, voy a parar. Como el cristal de atrás tenía unos cuantos centímetros de nieve, no entendimos que eran las luces “de poli” de nuevo, y el resto no entendíamos porque paraba por alguien haciendo luces.
Bajó la ventanilla y ya vimos al guarda. Muy tranquilamente nos explicó el motivo por el que nos había parado. Mientras nos cogía la matrícula ya estábamos haciendo apuestas de a ver cuánto iba a ser la multa… Al pedirle la documentación a Noel, se dio cuenta que éramos extranjeros, cosa que nos salvó.
En fin, que tras explicarnos muy amablemente las normas y pedirle perdón, nos dijo que lo dejaría tan solo en un aviso y que no iba a haber multa por ser la primera vez. Menos mal que fue majo!!

Empezamos otro día. La tarde anterior habíamos salido del parque que estaba cayendo una buena (y casi nos cae otra buena a nosotros). Al entrar al parque, todo blanco de nuevo. Seguía nevando, así que fuimos a buscar algunos bisontes para mejorar las fotos y los vídeos que habíamos hecho hasta el momento, eso sí, esta vez parando el coche en el sitio habilitado, jeje.
Una vez hicimos fotos a los bisontes y habiendo visto los lobos nos fuimos a ver un rebaño grande de muflones que habíamos visto el día anterior. Para cuando llegamos ya había dejado de nevar, pero igualmente nos quedamos con ellos. Hicimos alguna que otra foto y tuvimos la suerte de ver un macho intentando montar una hembra.

Durante el resto del día hicimos poca cosa más que sea digna de explicar. Eso sí, por la noche, después de comernos la hamburguesa, a la salida del restaurante nos estaba esperando este macho de ‘mule deer’. Fue una auténtica sorpresa porque hasta el momento habíamos visto muchos ‘mule deer’ pero ninguno con cuernos. Nos hicimos unos selfies para recordar el momento, fue genial. Se acercó mucho a nosotros, incluso le olió la mano a Guillem pensando que tendría algo de comida!!
El quinto día fue parecido al anterior. Hicimos poquita cosa, pero como estaba cayendo una buena nevada esta vez fuimos a hacer antílopes. Hicimos algunos retratos de estos bichos y poco más. Bueno, nos volvimos a llevar un susto confundiendo lobos con coyotes, pero nada más especial que mencionar.
Último día completo en Yellowstone. Bueno, al menos para Guillem, Noel y para mí… jejeje.
– Mientras escribía la entrada he tenido el dilema de si explicar esto o si no, y aunque finalmente he decidido que sí (no me ha costado mucho jeje) espero que Maria, cuando lo leas, no te enfades mucho conmigo jajaja. –
Nos despertamos a las 5, como cada mañana, para desayunar, preparar la comida y salir prontito para el monte. Hasta el momento, todo el viaje había ido sobre ruedas, pero como suele pasar en estos viajes entre amigos, el “desastre” estaba a punto de llegar…
Y sí, efectivamente, nos vimos en un “buen marrón” antes del amanecer.
Nada, en verdad no fue para tanto, y nos podía haber pasado a cualquiera, lástima que fue a la novata jajaja. Estaba yo en la habitación preparando la ropa, Noel estirado en la cama y Guillem preparando sus deliciosos macarrones con frankfurts, todos en silencio, a lo que se escucha desde dentro del baño: «chicos, tenemos un problema. Hemos embozado el baño». A lo que Noel responde ya riéndonos: «No, tienes un problema y has embozado el baño». Bueno, no voy a recrearme demasiado en la anécdota porque María pasó un poco de vergüenza, tan solo quería dejarlo por escrito porque al cabo del tiempo me gusta releer las entradas y no quiero olvidar los momentos más divertidos del viaje…
Por supuesto, como os podéis imaginar, a partir de aquí las risas y bromas ya solo se centraron en una cosa jajaja.
En fin, que tras escribir un divertido correo en inglés a los dueños del apartamento donde estábamos, Maria decidió esperarles hasta que vinieran a solucionar el problema, a pesar de que le insistimos en que viniera y bajar más adelante, en las horas muertas del día, para solucionarlo. Pero nada.
Así que, mientras Maria esperaba a los dueños del apartamento, nosotros vimos las dos manadas de lobos que habíamos visto los días anteriores. Una más o menos cerca con aullidos incluidos y otra muy muy lejos, pero en el mismo encuadre se veían 16 lobos a la vez!! Algo increíble el tamaño de las manadas. Pero normal, viendo el tamaño que tienen las presas de las que se alimentan…

A media mañana ya recibimos el mensaje de Maria conforme ya estaba todo ok y fuimos a buscarla. Aprovechando que bajábamos, fuimos a ver si había alguna águila calva a tiro y encontramos un juvenil confiado que se dejó hacer alguna que otra foto. Lástima que no fuera un adulto porque cambian de la noche al día.
Cuando ya nos saciamos y mientras comíamos unas patatas fritas, decidimos qué hacíamos la última tarde.
Desde el primer día que una especie se nos había resistido, la nutria. Todas las veces que pasábamos cerca de los tramos de río que no estaban congelados o cubiertos por nieve, parábamos a ver si había suerte. A pesar de ver varios días rastros recientes y de cruzarnos con gente que había visto a la susodicha, nosotros no habíamos tenido el placer. Así pues, decidimos ir a gastar las horas del día en ver si veíamos la nutria. Como quedaban de paso y la esperanza es lo último que se pierde, paramos a ver si el tejón salía a despedirse o el oso nos enseñaba la cara…
Pero bueno, no fue así, ni vimos la nutria, ni vimos el tejón y mucho menos el oso había cambiado de posición… Lo que sí vimos fue un ejemplar confiado de porrón islándico, el cual se dejó hacer alguna foto. Con eso de ir cada vez más a la orilla para ponernos a nivel, me puse sobre el hielo, es decir, no había suelo firme debajo de mí. No duré mucho porque Guillem me metió un poco de angustia no atreviéndose él a bajar conmigo, así que le hicimos 4 fotos al bicho y volvimos a subir.

Ya sin luz, decidimos esperar un poco antes de bajar por la carretera por si teníamos la suerte de cruzarnos con algún lobo (durante la mañana habíamos visto pisadas de la noche anterior), pero, aunque no hubo suerte con los animales de pelo, sí vimos otra especie nueva, el búho americano.
Último día en Estados Unidos. Nos levantamos pronto para pasar las primeras horas dentro del parque. Solo teníamos para bichear hasta las 10 de la mañana, todavía teníamos que recogerlo todo e ir hasta el aeropuerto.

Fue el primer día durante el viaje que amaneció totalmente despejado. Vaya frío… El coche marcaba -23ºC, mi récord de menor temperatura. Hacía tanto frío que a Noel se le congeló el pelo que le sobresalía del gorro.
De nuevo tuvimos suerte con los cánidos. Avistamos lobos todos los días del viaje! Nos dimos la última vuelta para despedirnos de los bisontes, elks, antílopes, alces, ‘mule deers’ y coyotes, que también tuvimos la suerte de ver todos los días, y ya dimos por finalizado el viaje.
Fueron unos días muy intensos de fotos, conociendo la fauna más emblemática de norte américa y disfrutando de muy buena compañía, como suele ser habitual. Ya tengo ganas del siguiente!!

Ah, bueno, seguro que algunos estaréis pensando: «que raro que en este viaje Guillem no la ha liado…» No cantéis victoria. Todo iba muy bien hasta que llegamos al aeropuerto. Fue entonces cuando hizo una de las suyas. No se le ocurrió mejor idea que intentar colar una navaja en el avión, en un aeropuerto de Estados Unidos, jaja. Lo peor es que Maria, Noel y yo ya sabíamos antes de salir del hotel que esto iba a pasar jajaja. Se lo recordamos mientras hacíamos las maletas, pero ni aun así, jajaja.
Antes de terminar la entrada, quiero agradecer la confianza a Canon quienes me prestaron dos unidades de EOS R5 y el RF 400mm f/2.8 que utilicé para la gran mayoría de las fotos que hice.
Espero que os haya gustado leer la entrada y muchas gracias por vuestras visitas.
No olvidéis pasaros por la galería para ver las imágenes!!
Nos vemos en la próxima!!