Aventuras en Marruecos – Crónica de viaje

¡¡Hola a todos!!

Ahora que he acabado la carrera universitaria quiero empezar a escribir más a menudo por aquí y como desde la entrada de Tanzania (que podéis encontrar siguiendo este enlace) no escribo ninguna crónica, hoy me gustaría explicaros las anécdotas, experiencias y emociones del último viaje. 

Junto con mis amigos de la universidad, Guillem y Noel (con quienes también estuve en Costa Rica (podéis leer la entrada aquí)), hacía tiempo que planeábamos hacer algún viaje internacional. 

Hace unas semanas, Noel encontró una muy buena oferta de vuelos a Marruecos y sin saber ni siquiera si podríamos ir (por exámenes, trabajos o presentaciones), los compró. 

Finalmente, se alinearon los astros y el calendario universitario nos permitió vivir esta increíble aventura que, como es costumbre en los viajes al país norteafricano, no se puede describir de otra manera. 

13 de mayo.

Empezamos el viaje. Después de algo de movida en el aeropuerto con las maletas (fallo de cálculo mío), un corto vuelo y los controles del aeropuerto de Agadir, nos ponemos, ya de noche, rumbo a Sidi Ifni. 

De camino ya vemos los primeros animales del viaje. Primero un erizo al que apartamos de la carretera y, después, la primera especie de herpeto. Dos pequeños gecos de Agadir (Saurodactylus sp.) que encontramos debajo de la tapa de un aljibe. 

Con el ansia de ver más animales, no les hicimos fotos y fuimos directos al punto donde íbamos a pasar la noche. 

Al llegar, Noel se quedó durmiendo en el coche para poder hacer más quilómetros el siguiente día. Así que Guillem y yo nos fuimos a buscar animales a pie. Durante la noche solo vimos salamanquesas comunes (Tarentola mauritanica) y un galápago leproso (Mauremys leprosa) alimentándose de pequeñas gambas. Ambas son especies que encontramos en la península ibérica, así que tampoco les prestamos demasiada atención. Durante el resto de la noche no vimos ningún reptil más así que nos entretuvimos con un chulo ejemplar de sapo moruno (Sclerophrys mauritanica), ¡¡que tiene unas manchas rojizas que molan un montón! 

14 de mayo.

Hoy toca día de revisión de efectos trampa. En Marruecos hay una gran cantidad de pozos, cisternas y aljibes destinados a almacenar agua que actúan como trampa mortal para un gran número de animales. 

Después de dormir poco más de 4 horas, empezamos la revisión. Durante la mañana ya vemos que muchos de los aljibes tienen agua y eso es mala señal.

Cuando los efectos trampa están secos los animales pueden aguantar más tiempo, sin embargo, si tienen agua, los animales mueren ahogados al poco tiempo de caer. 

Así que como era de esperar, encontramos animales solo en aquellos que tienen algún objeto en la donde los animales pueden descansar. A lo largo del día sacamos un par de bulanes (Eumeces algeriensis), que nos hicieron bastante ilusión, y algunas ranitas meridionales (Hyla meridionalis), pero poco más. 

Hacia el mediodía volvemos de camino a Sidi Ifni ciudad, a ver si compramos algo de pan y algún refresco para pasar mejor las horas de calor.

En medio de un campo de chumberas vemos un pequeño aljibe que no teníamos ni marcado en Google maps. Obviamente, como casi todos los aljibes que habíamos visto anteriormente, estaban llenos de agua. 

A primera vista parecía estar vacío, pero mirando detenidamente, en una viga de madera que flotaba en medio, vislumbro una pequeña y fina silueta. Por fin, ¡¡la primera serpiente del viaje! Parece que puede ser una culebra de herradura, aunque no estoy seguro porque es pequeñita y está algo profunda. 

Llamo a mis amigos para que me ayuden a sacarla y a ellos también les parece una herradura. Sin embargo, a medida que acercamos la madera al agujero por donde íbamos a sacar a la serpiente y va recibiendo más luz, nuestras caras van cambiando… 

Según lo movemos, vemos que no es una, sino dos serpientes. Además, los patrones no son de herradura, es seguro, algo mucho más interesante…

Con un gancho extensible hecho de una manera rudimentaria por Guillem, conseguimos sacar la primera y efectivamente otra especie muy diferente a lo que esperábamos. Guillem y yo (que somos algo más friquis de las serpientes que Noel) nos empezamos a volver locos… Dos culebras comedoras de huevos del Sahel (Dasypeltis sahelensis). Una de las especies más difíciles de ver de la región. Una serpiente oófaga, es decir, que se alimenta únicamente de huevos de aves. Es un animal muy curioso, se alimenta solo cuando se reproducen las aves así que puede pasar meses sin comer!!

Con estas dos pequeñas ya nos entretenemos un ratín, hay que aprovechar a disfrutar del animal porqué seguramente tardemos en volverlo a ver. Les hemos hecho unas cuantas fotos a placer y las hemos liberado fuera del peligro del aljibe. 

Bueno, después de esta increíble experiencia seguimos aljibeando y es aquí cuando llega el primer contratiempo/susto del viaje. 

– Si la madre de Guillem está leyendo la entrada, puede saltarse los siguientes párrafos y pasar al siguiente día directamente jeje –

Encontramos, esta vez sí, una culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) compartiendo pozo con un escorpión. El pozo es bastante hondo y tiene alrededor de 1 metro de agua. Es una estructura un poco rara. Una cámara redonda y amplia donde estaba almacenada el agua y la salida (o entrada para nosotros) era como una “chimenea” situada en el centro.

Planeamos la estrategia: Baja Guillem mientras Noel y yo sostenemos la escalera de cuerda (hecha a mano por nosotros viendo un tutorial de YouTube), él se balancea a modo Tarzán y pone un pie en la única estructura de cemento que hay (situada en una pared de la cámara inferior), coge la serpiente (que está en esta estructura también) con cuidado de no ponerse demasiado cerca del escorpión y una vez hecho esto, vuelve a subir… Es decir, tranquilísimamente da para la sexta entrega de Misión Imposible, jajaja.

Bueno, ¿queréis un spoiler? Sale mal…

Empezamos con la jugada pero nos quedamos en el segundo paso. Bajamos a peso muerto con la ayuda de otra cuerda a Guillem (la escalera era demasiado corta), Guillem se intenta balancear para llegar a la estructura, pero es imposible. Lo vuelve a intentar, pero no hay manera, así que decidimos abortar misión. Aquí llega el problema… Habíamos bajado mucho la escalera y Guillem no llegaba a salir del pozo con los peldaños de cuerda. Así que nos empieza a chillar que le subamos. Noel y yo, que entre los dos no hacemos medio, intentamos hacer fuerza, pero el nudo que une las dos cuerdas hace imposible que podamos subir la escalera ni 1 milímetro. 

Nos empezamos a poner nerviosos, Guillem está a punto de llegar al fallo muscular y empieza a chillar: “Si m’heu baixat m’heu de poder tornar a pujar” que la traducción al castellano sería: “Si me habéis bajado me tenéis que poder volver a subir”. Menos mal que sir Isaac Newton no estaba presente porqué si él hubiera estado estirando la cuerda, bien seguro lo dejaba dentro del aljibe, jejeje. 

Bueno, nos empezamos a poner más nerviosos, Noel sostiene la cuerda solo y yo intento subir a peso muerto a Guillem, pero es imposible. 

Total, que después de un pequeño rato que se hizo muy largo, Guillem se dio un refrescante chapuzón con su nuevo amigo el escorpión jajaja. 

Noel y yo nos preocupamos un poco… A ver cómo hacíamos para sacarlo de allí… Pero bueno, vimos que cerca había gente construyendo una casa y tenían escaleras, así que nos relajamos. 

Esta foto no es del mismo momento, pero bueno, para tener el recuerdo en formato de imagen y para que os hagáis una idea más visual, jaja

Sacamos la serpiente mientras Guillem descansaba los brazos y luego ya volvimos a intentar subirlo. Esta vez con la altura suficiente para al menos llegar a darle la mano desde arriba. Y así fue, subió de un salto a la cuerda, fue trepando por los peldaños y dándole la mano y tirando de él, conseguimos sacarlo. 

Menos mal que solo quedó en una muy divertida anécdota.

Después de la tarde entretenida, ¡¡por hoy estamos satisfechos!! Intentamos carrilear de noche para ver si vemos algo interesante pero el día ha sido tan cansado que duramos despiertos poco rato. Toca reponer fuerzas para mañana.

15 de mayo. 

Es de día y toca seguir aljibeando. Vamos en dirección Guelmim pasando por playa Blanca. En estos aljibes salvamos varios sapos de Brongersma (Barbarophryne brongersmai) y sapos verdes norteafricanos (Bufotes boulengeri), a los que aprovechamos para hacer algunas fotos entre desenfoques. 

Al llegar a Guelmim, sabiendo que los siguientes días íbamos a comer pan con atún y cenar atún con pan, nos hemos comido un kebab de camello que ha sentado genial. Dentro de la ciudad hemos tenido algún que otro malentendido con gente local. Teniendo en cuenta que el nivel de francés de Noel y mío se basa únicamente en “oui” y “merci” alguno que otro se debe haber llevado alguna decepción. Pero bueno, después de unas buenas risas seguimos nuestra ruta. Dejamos la costa y nos adentramos hacia el interior de Marruecos, dirección Assa. 

Durante la tarde hemos encontrado un par de Gecos cantores (Tropiocolotes algericus). Una especie que ya había visto en los otros dos viajes (2017 y 2019) pero que por el ansia de siempre querer ver algo más chulo, en las dos ocasiones me quedé con ganas de llevarme el recuerdo en fotos a casa. Como la espinita con esta especie estaba ya profunda, aproveché el atardecer para hacerles una pequeña sesión. 

Cae la noche. Es hora de buscar dos de las serpientes guapas del viaje, la víbora cornuda (Cerastes cerastes) y la gariba (Echis pyramidum). A pesar de que ambas son del interior, el hábitat cambia un poco. Empezamos a buscar Cerastes, en la ubicación donde la había visto en el viaje de 2019. Invertimos ahí las primeras horas de la noche, pero después de estar un buen rato y no haber suerte, decidimos cambiar al hábitat de la Echis.

Caminamos muucho rato, con muuucho viento y mirando con calma la base de cada arbusto. No hay suerte. Es una especie difícil pero el premio sería inmejorable…

Pero nada, no hay suerte, algún que otro Tropiocolotes más y ya. 

Entre los tres, valorando qué hacer el resto de la noche, sale la idea de ir al sitio anterior para hacer una última pasada buscando Cerastes y dormir por allí cerca para buscar rastros al amanecer.

Así que dicho y hecho, nuevo cambio de objetivo.

Los ánimos empezaban a decaer y cómo mis compis no habían estado nunca bicheando en Marruecos, ya empecé con las bromas… “No vamos a ver ninguna”, “ya veréis que si vemos una va a ser una sin cuernos”, “nos vamos de Marruecos sin ver ni una venenosa”, etc.

Entre bromas y risas que servían de máscara para ocultar las lágrimas, me doy cuenta de que, justo donde voy a poner el pie, a la salida de una oquedad entre una grandísima roca y la arena, me percato que hay una Cerastes no muy grande. Aviso a mis compañeros para que vengan a ayudarme a cogerla. Al principio se piensan que es coña, pero con la emoción ya ven que no. Nos estirarnos los tres a mirar bajo la roca (la serpiente había retrocedido al verme a mí) y al enfocarla con el frontal, vemos que efectivamente, es una mutila, es decir, el morfotipo sin cuernos. 

Obviamente, yo empiezo a reírme y Noel y Guillem a llorar… No se podían creer que la primera serpiente “de las grandes” que veíamos iba a ser una víbora cornuda “desmogada” jajaja. 

Bueno, esta serpiente nos salvó la noche y prácticamente el día entero, al fin y al cabo era una víbora cornuda, que es uno de los objetivos principales de este viaje. Le hicimos unas cuantas fotos y la dejamos en el sitio exacto donde la habíamos encontrado.

16 de mayo.

Nada más despertarnos empezamos a buscar rastros. Estas serpientes se desplazan por las dunas de costado, así que dejan un rastro inconfundible. Siguiendo un buen rastro largo y bien marcado, Noel encontró otra Cerastes, esta vez un ejemplar más grande y con cuernos. Ahora sí, ahora ya estaban contentos. A pesar de que las mutilas son más difíciles de ver y que normalmente en esta afición cuanto más raro es un animal, mejor, esto no se aplica hasta que no ves el clásico. En este caso, es un individuo con unos buenos cuernos.

Esta que encontramos estaba semienterrada bajo una losa de roca que le hacía sombra. Estos animales son muy tranquilos y suelen tener actividad durante la noche y el amanecer, así que si encuentras una de día, es prácticamente seguro que al atardecer vaya a estar en el mismo sitio. Le hicimos algunas fotos rápidas sin molestarla y nos fuimos a buscar pan y decidir los sitios donde íbamos a bichear por la noche. Esta vez, únicamente dedicada a la Echis.

Después de pasar todo el día de sombra en sombra, viendo los coloridos lagartos de cola espinosa (Uromastys nigriventris) y camellos dentro de coches, llegó la tarde. Y con ella, la hora de ir a ver si la Cerastes seguía en su sitio.

Llegamos pronto, justo antes de las últimas luces de la tarde. Efectivamente, la serpiente seguía en la misma posición que por la mañana. Le hicimos una buena sesión de atardecer y en cuanto cayó la noche cambiamos de chip y nos fuimos a bichear la Echis.

Caminamos mucho, muchísimo. Hicimos tres zonas diferentes, recorrimos varios quilómetros por dos ríos secos y un oasis, buscando la protagonista en cada roca y cada arbusto, pero no hubo suerte. Como he dicho antes, es un premio muy ambicioso…

Aún así, vimos un par de especies nuevas de gecos, la salamanquesa del Draa (Tarentola boehmei) y la salamanquesa magrebí (Ptyodactylus oudrii), pero no les hemos hecho ninguna foto intentar buscar más rato el premio gordo.

Ya hacia el final de la noche, con los ánimos bajos, Guillem y yo pudimos ver los ojitos de una gineta (Genetta genetta) que nos observaba desde la copa de una acacia. 

17 de mayo.

Hoy toca día largo de coche. Aprovechando que Noel se fue a dormir pronto y ha madrugado, hemos hecho los primeros quilómetros hacia Tan Tan al amanecer. Durante la mañana hemos estado revisando aljibes, pero cómo no, casi todos con agua. Viendo cómo estaba el panorama hemos decidido, después de comer un tajín, bajar a Khenifiss. De camino, en la mejor carretera posible, recién asfaltada, pinchamos rueda. 

Pero bueno, la experiencia en pinchazos ha jugado en nuestro favor y tan solo nos ha llevado 10 minutos estar de vuelta en nuestra ruta. 

Al llegar al parque nacional de Khenifiss, hemos revisado algunos aljibes mientras buscábamos la mejor zona para bichear de noche. Aquí la protagonista es la congénere de la víbora cornuda, la víbora de arena (Cerastes vipera), que se entierra en las dunas de arena y es prácticamente imposible de ver.

Las primeras horas de la noche las pasamos en la que nos pareció la mejor ubicación, pero al no ver ni un rastro, y patearnos toda la zona mirando con calma la base de todos los arbustos, decidimos cambiar de zona.

Una zona mucho más abierta, con zonas dunares más grandes y más extensiones de llanuras con arbustos. Pateamos todo, pero no hubo suerte, tan solo un pequeño geco de casco (Tarentola chazaliae) con el que, viendo como iba la noche, nos conformamos. 

Primero empezó Guillem a hacer fotos. Cuando acabó y yo preparé todo el equipo para hacerle, vimos unas luces iluminándonos. Mala señal… 

Era evidente que las luces no eran de la carretera que cruza el parque y tampoco eran linternas. Se acercaba un coche hacia nosotros. Empezamos a ponernos nerviosos, así que decidimos guardar el equipo y empezar la vuelta a nuestro coche. 

Cuando parecía que les habíamos dado esquinazo (y eso que llevábamos las luces encendidas porque lo mas probable es que fueran militares y es mejor vean que no te escondes), uno de ellos que estaba cerca de nuestro coche empezó a llamar al resto. 

De repente apareció surfeando entre las dunas un Toyota. Efectivamente eran militares. 

La verdad es que fueron muy amables e incluso uno se interesó por lo que habíamos visto (Guillem dijo “le petit lezard”, que creo que significa bebé de geco de casco, pero mi francés no es muy allá tampoco…). Hicimos el clásico control de pasaportes y ya nos dijeron que no podíamos estar allí de noche, así que nos fuimos a dormir. 

18 de mayo.

Seguimos en Khenifiss, volvemos donde anoche para intentar de nuevo la víbora de arena. Madrugamos bastante para buscar rastros en las dunas. Después de un muy buen rato caminando, nos damos por vencidos. En la mañana únicamente sumamos una especie nueva para el viaje (yo ya la había visto en 2019). La culebra cavadora (Lytorhynchus diadema). Le hicimos unas cuantas fotos y miramos a ver si ese ejemplar también hacía el display defensivo que citamos junto con Adrián Talavera y Aritz Ibarzábal en 2019 en una nota científica. 

Khenifiss no se da demasiado bien, así que nos volvemos hacia la zona de Tan Tan. De camino fuimos revisando algunas arquetas que tenían muchos cadáveres dentro. Sacamos algún que otro geco elegante (Stenodactylus mauritanicus) pero nada más. Comimos unos burritos y nos fuimos a la carretera que va hacia Smara a revisar más aljibes de la zona. 

Y es aquí donde llega el mayor contratiempo del viaje… Ya casi de noche, Guillem baja a revisar un aljibe y antes de cerrar la puerta del coche suelta un: “no me jodas…” 

La rueda de repuesto tenía un boquete que soltaba aire de tal manera que parecía una víbora bufadora jajaja. Noel y yo nos lo tomamos con humor y empezamos a reírnos a carcajadas, pero no sabíamos lo que se nos venía y según avanzaba la jornada, el humor se iba desvaneciendo…

Era ya tarde, paramos a un hombre en la carretera que nos estuvo ayudando. Llamó a Europcar, pero no cogían el teléfono. Era demasiado tarde y las oficinas estaban ya cerradas. Probamos con un segundo número y aquí sí que nos lo cogieron. 

Después de un buen rato hablando en árabe, el hombre nos dijo que la grúa ya estaba de camino. 

Esperamos otro buen rato que llegó. Y fue aquí cuando empezó el verdadero espectáculo… Primero que el hombre venía revolucionado, nos trajo un coche de repuesto, pero era solo para ir hasta Tan Tan, cosa que tampoco acabábamos de entender. 

Después de evaluar corriendo todo el coche, nos fuimos de vuelta hacia Tan Tan. Noel y yo en el coche y Guillem, que es el único que habla francés, en la grúa con él. Para colmo en la misma carretera cerca de donde estábamos, vimos una gran serpiente atropellada.

El hombre nos lleva a un hotel en Tan Tan, pero antes para a comprar tabaco (de ahí el nerviosismo), y en el hotel sin nosotros entender qué estaba pasando empezamos a hablar con él y dos hombres más (que creemos que eran trabajadores del hotel). 

El hombre nos decía que nosotros nos quedáramos allí y la grúa se iba a Agadir con el coche. Pero claro, nosotros no habíamos hablado con Europcar y no entendíamos cómo nos iban a dejar allí tirados. 

Bueno, para hacer la historia corta, y ahorraros las más de 2 horas de “conversación acalorada” en una mezcla de árabe, español, francés e inglés; y varias llamadas a seguros y números de atención al cliente, al final llegamos a la conclusión que teníamos que esperar hasta la mañana para ponernos en contacto con Europcar para que nos enviaran otro coche, y que esta gente era una empresa subcontratada por la compañía así que no había ningún riesgo. 

Bastantes nervios acumulados, pero al fin y al cabo fue un malentendido… Nos fuimos a dormir a otro hotel porque en este ya no nos podían hospedar y acabamos compartiendo una cama para los tres. Cosas del directo… jajaja

19 de mayo.

Toca esperar hasta las 9 de la mañana. Buscamos algún teléfono local para hacer la llamada a Europcar. Un amable señor del hotel nos dejó su teléfono, y ahora sí, ya pudimos hablar con las oficinas. Nos confirmaron lo que medianamente habíamos entendido la noche anterior y nos dijeron que nos enviaban un coche desde Agadir, que solo tardaba 3 horitas.

6 horas más tarde todavía no había aparecido… Dio tiempo a aprender a contar en francés gracias a un diccionario de bolsillo de Guillem… Imaginad el aburrimiento jajaja.

Al poco rato llegó el coche y nosotros nos vinimos arriba. Como podéis ver, la esperanza es lo último que se pierde. Ya solo nos quedaba esa noche y al día siguiente teníamos el vuelo. Salimos derrapando del hotel a ver que nos deparaban las últimas horas en Marruecos. 

Lo primero que hicimos con el nuevo coche fue ir a mirar la serpiente que vimos atropellada la noche anterior. Ya estaba hecha una hoja de papel, pero nos pareció que se trataba de una culebra de diadema (Spalerosophis dolichospilus). 

Durante la tarde fuimos a revisar el resto de aljibes que se nos quedaron pendientes la tarde anterior. De camino, en la carretera vimos dos serpientes más atropelladas, una falsa cobra y un macho de culebra bastarda de 170cm. Y cómo no, siguen las malas sorpresas. Al acelerar el coche empieza a encender una luz de aviso de motor roja. Buscamos por internet y leemos que hay que parar el coche inmediatamente por nuestra seguridad. Nos cagamos encima. ¿No os decía yo al principio de la entrada que Marruecos siempre es una aventura…? Volvemos a la ciudad por si acaso, pero pronto descubrimos que solo salta la luz al acelerar, así que toca arriesgarse y conducir suave, jeje.  

Volvemos a la carretera de los aljibes y a en uno de los últimos encontramos una serpiente nadando en el agua. Se veía cansada, aunque seguía nadando. Conseguimos sacarla con una garrafa y ya la pudimos identificar bien. Se trata de una especie que no es tan común. Una especie chula que vi en el primer viaje, en 2017. Una falsa cobra (Rhagerhis moilensis).

Llega la noche y como durante la tarde habíamos visto más serpientes atropelladas que en el resto del viaje, decidimos carrilear un poco por esa carretera. 

Vamos viendo algún que otro geco pero ninguna serpiente. Y cuando parece que la noche no nos iba a regalar ninguna sorpresa, Noel ve unos ojos al lado de la carretera. 

¡¡Un mamífero! Volvemos marcha atrás, a ver si lo conseguimos ver mejor. Tenemos suerte y nos cruza justo por delante del coche. ¡¡Un lobo dorado africano!! Como pude, saqué el cuerpo por la ventana y conseguí hacerle algunas fotos testimoniales. 

Guillem de poco se lo pierde como le pasó con el coyote de Costa Rica. Era su turno de descansar e iba atrás dormido… Pero esta vez si que se despertó a tiempo. 

Ver esto fue un chute de adrenalina que nos dio para seguir carrileando un rato más. Más gecos de casco (alguno con mala leche… jeje) y algún que otro geco elegante, pero nada más. 

Como al día siguiente ya cogíamos el vuelo y el coche seguía pitando y mostrando la luz de aviso, esa misma noche encaminamos la vuelta. Nos dirigimos hacia Sidi Ifni, que es buena zona para ver alguna de las serpientes grandes. En Guelmim, Noel pasó atrás para dormir un poco, que ya le tocaba y fue Guillem quien se puso a conducir… 

De milagro no atropella a unos policías que estaban en un control en medio de la carretera y por poco nos chocamos con unos new jersey que cerraban un tramo de la vía en obras… Un buen show y sino que se lo digan a Noel que se despertó con el drifting y se le pasó el sueño de golpe, jajaja. 

Una vez llegamos a Sidi Ifni estuvimos carrileando otro rato largo, haciendo turnos para dormir, pero no hubo nada de suerte. Así que la Bitis queda también para cuando vengamos a por la Echis.

20 de mayo.

Último día en Marruecos. El coche sigue mostrando el pilotito rojo cada vez que intentamos acelerar. Toca hacer las últimas revisiones de aljibes y encaminarnos hacia el aeropuerto. 

Ya hacia media mañana no habíamos sacado nada de ningún efecto trampa así que las esperanzas fueron decayendo. 

En una de estas paradas de revisión, en las cercanías de la base militar española en Sidi Ifni, llegó, sin duda, el que iba a ser el mejor momento de todo el viaje. 

Como el coche no se veía desde el aljibe, para no cargar con todos los trastos me quedé haciendo guardia mientras ellos lo revisaban. Como tardaron un poco en volver y la carretera estaba muy tranquila, me quedé medio dormido… 

En esto que empiezo a escuchar a lo lejos: “cobra, cobra!” 

Venían los dos corriendo como locos, súper emocionados. Había una cobra en el aljibe de más arriba, o eso decían ellos…

En caso de ser una broma (aunque con la cobra no se bromea), yo estaba obligado a picar. El animal estrella de Marruecos (bajo mi punto de vista), el último día de viaje, varios momentos de bajón, pocos animales nuevos para mí, y una pequeña siesta mientras ellos revisaban el aljibe… Eran las condiciones perfectas para gastarme una broma, la verdad…

Pero no, no. Después de amenazarles con que si era broma se iban a quedar los dos dentro del aljibe, subimos a ver qué era. 

Guillem ya empezó a recoger cable: “Bueno, hemos visto una cabeza negra…, puede ser que la hayamos visto mal…, yo creo que…”. A todo esto se sumó que cuando me asomé al aljibe lo único que había era un montón de ruinas y ni un animal. 

Pero bueno, lo que estaba claro es que, viendo lo nerviosos que estaban mis compañeros, sí había algo dentro y ellos estaban casi convencidos del todo de que era cobra. Y aquí fue cuando me lo empecé a creer y a emocionar, obviamente. 

Bajó Guillem a levantar las piedras, y tras 5 minutos ya la vio… Efectivamente, un precioso juvenil de cobra norteafricana (Naja haje). La reina de Marruecos. El único elápido que encontramos en el territorio y la serpiente que se dice que mató a Cleopatra.  

Bueno, después de sacarla y de hacerle unas cuantas fotos, la liberamos fuera del peligro. A pesar de que la luz no acompañaba mucho, el momento fue mágico, la verdad. Sin duda de las serpientes más bonitas e impresionantes que he podido fotografiar. Algo que va a quedar para el recuerdo durante muchos años, espero. 

Al final el esfuerzo se vio compensado… Más de 60 kilómetros caminados en una semana, durmiendo pocas horas sentados en un coche, comiendo prácticamente todos los días pan con atún, varios momentos de estrés por culpa de los coches, etc. Todo esto se vio compensado cuando pudimos estar ese pequeño rato con un animal como es la cobra norteafricana. 

El coche cada vez encendía más la lucecita de avería así que, una vez liberada la cobra, decidimos ir directos hacia Agadir. Llegamos con tiempo al aeropuerto y tras más discusiones, y algún que otro enfado en el control de equipaje, nos fuimos para casa. 

Un viaje lleno de aventuras, experiencias y anécdotas que he tenido la suerte de poder vivir. ¡¡Ya estoy con ganas del siguiente!!

¡¡Espero haber podido plasmar las emociones que vivimos y que os haya gustado leer esta entrada!! Tenéis ya la selección de las mejores fotos en la galería de Marruecos por si queréis echarles un ojo.

¡¡Muchas gracias por vuestras visitas y espero que nos veamos pronto otra vez por aquí!!

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